Mauricio ingresó muy grave al hospital. Apenas salió de la ambulancia fue llevado de inmediato a emergencias. El doctor se hizo seguir de dos enfermeros y se encerraron por horas tratando de hacer algo. Intentaron hasta lo imposible, pero Mauricio traía todos los chakras cerrados. El pulso había desaparecido por completo, así que el doctor tomó el expediente y revisó la fecha de nacimiento “Rápido, es géminis” le dijo a uno de sus ayudantes “revisa su horóscopo en el periódico a ver si el día de hoy las segundas oportunidades están a su favor”, pero cuando el enfermero tomó el periódico y revisó la sección sólo negó con la cabeza. Mientras, afuera, la madre de Mauricio y todos los presentes se tomaban de las manos, las alzaban por encima de sus cabezas y rezaban a murmullo veloz. El otro enfermero tuvo una idea, pero no se la dijo a nadie, se limitó a tomar su celular y, por debajo de la camilla, enviar un mensaje de texto. A los cinco minutos de haber sido declarado muerto Mauricio se levantó. Resucitó, como otros tantos en lo que iba de ese mes. El doctor se lo echó en hombros y junto al primer enfermero salió a dar la buena noticia. Esa noche la familia de Mauricio mató una vaca y ocho pollos y comenzaron una fiesta que iba a durar cinco días. El segundo enfermero se quedó en el hospital y mandó otro mensaje de texto. A kilómetros de ahí, en clandestinidad, el Dr. César Lozano veía vibrar un celular, lo tomaba, entonces se hincaba y lo entregaba a Alejandro Jodorowsky, quien recibía un mensaje de texto con la imagen de un pulgar arriba, y, exhausto, daba por terminado otro acto de psicomagia. Uno de tantos en lo que iba del mes
Forastero Hdz
16/04/2015
Forastero Hdz
16/04/2015
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