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PROYECTO JULIETA

15/12/07

Querida Julieta:
Es perfectamente comprensible todo lo que dijiste la vez anterior, pero por encima de todos esos insultos y verdades absolutas, además de concretas, yo creo que no te rehusarás a dedicarme un tiempo con el siguiente asunto... antes de comenzar a explicarte, quiero que sepas que ya no estoy bebiendo como antes, y sí es más o menos seguido, no te voy a mentir, pero las cantidades son ya menores. Y también quiero que sepas que lo de mi hígado nada tiene que ver.

...sabes... en alguna parte del mundo, en algún momento que no recuerdo del todo, estaban construyendo una especie de túneles circulares o algo así. La cosa es que querían hacer chocar dos partículas, no podría asegurar ahora si átomos, protones, electrones, pero una cosa pequeña, pues.

Y sí, ya sé que a ti no te gustan ese tipo de cosas científicas, y sabes bien que a mí tampoco me gustan, pero pretendo llegar a un punto que es preferible no decir de golpe porque tirarías a la basura esta carta sin leerla y probablemente hasta te encabronarías porque pensarías que te quiero ver la cara de pendeja, y no estoy diciendo que tengas cara de pendeja, sólo estoy diciendo lo que pensarías; y sí, seguramente estás pensando que quién carajos me creo para creer que sé lo que pudieras estar pensando, pero mejor continuaré porque yo sé bien que te encabronas y te desesperas con igual facilidad. La situación es que estos científicos, porque eran científicos, Julieta, y científicos chingones, no cualquier cosa. Pues estos científicos chingones querían hacer chocar estas dos partículas después de haberlas acelerado a velocidades bien cabronas; y lo que querían ver era si ésta, que era considerada la parte más pequeña en que se podía dividir la materia, al chocar a esta velocidad se dividía en una parte todavía más pequeña; ves, Julieta, te digo que estos científicos eran bien chingones. “¿Cómo podemos saber si esta partícula se puede dividir en otra más pequeña?... ¿Y si las dejamos que se den en su madre entre ellas?”. Casi los puedo oír diciéndolo.

Bueno, pues. El miedo que se tenía por la gente común y corriente como tú y yo, y sí, ya sé cómo te emputa que te digan corriente, pero es nada más un decir. El miedo que tenían, Julieta, era que, al chocar estas dos partículas, se desaparecieran, creándose un pequeño hoyo negro que se fuera volviendo cada vez más grande, tragándose al mundo poco a poco hasta que a todos nos cargara la chingada.

Por eso, algunas personas se negaban a que este experimento se llevara a cabo. Bueno, Julieta, mi Julieta. Lo que estas personas no pensaron fue en la posibilidad de que estos hoyos negros existieran ya en nuestro mundo. La gente ha estado tan ocupada buscando fantasmas, dioses, vírgenes, monstruos, extraterrestres. Y se olvidaron, aún durante este evento, ¡de buscar hoyos negros!, ¡hazme el chingado favor!.

Hace aproximadamente seis meses, unas cuantas semanas después de que te fuiste a casa de tu madre, noté una mancha en mi antebrazo, primero parecía un lunar y no le di importancia, pero con los días fue creciendo hasta que era del tamaño de una uña (de las mías, no de las tuyas y mucho menos de las de tu madre); fue en esos días que vi aquel reportaje por televisión y supe que esto ya estaba valiendo madres, así que me tomé una botella, para aguantar el dolor, y con un cuchillo (tranquila, no fue ninguno de tus favoritos) me arranqué aquella mancha que iba creciendo, y que ahora, sospechaba ya, se había convertido en un hoyo negro. Iba a tirar a la basura aquel pseudo-lunar, pero los reportajes en la tv me convencieron de que lo más ético y científicamente correcto era guardar aquél trozo de carne negruzco en el closet y revisar cómo es que iba evolucionando. Me puse horarios, y tú sabes bien que yo no soy de ponerme horarios, pero lo hice. Me puse horarios para revisar la evolución de “Hallazgo Julieta”, como lo comencé a llamar en tu honor, como las personas que le ponen su nombre a las estrellas o a los huracanes. Lo quise registrar pero en los números que marqué siempre me colgaban o se cortaba la llamada; como sea, ya te lo estoy mandando por escrito y por correo certificado para que tengas forma de comprobarlo en caso de ser necesario... le iba a poner: “Hallazgo Hoyo Negro Julieta”, pero pensé que se podía malinterpretar y seguro tu madre lo usaría para ponerte en mi contra. Pero bien, te decía que comencé a revisar la evolución de Hallazgo Julieta; todos los días me sentaba frente al trozo de carne negra en el closet a las 2:30, 6:30 y 10:30. Cubría mis jornadas, minuciosamente, con unos trozos de pizza y unas cervezas que siempre me mantenían al pie del cañón. Los primeros días no pasó mucho, pero entrado el segundo mes la mancha negra ya no se limitaba únicamente al pedazo de carne, sino que se había esparcido por la repisa e incluso el pedazo de carne había desaparecido por completo. No tardé mucho en experimentar vertiendo leche y orillas de pizza sobre el área de estudio, en espera de posibles reacciones. Al tercer mes vi a unos insectos salir de aquella mancha y creí tener las pruebas suficientes para demostrar que tenía un hoyo negro en mi armario, o al menos un portal hacia otra dimensión de la que se podía entrar y salir. Fui a la capital y encontré un centro de investigaciones, que me dijeron era el más importante de la ciudad, pero se rieron de mí, y entonces me dirigí al segundo más importante de la ciudad pero no me quisieron escuchar. Al salir del lugar ataqué el edificio a pedradas y les quebré un par de vidrios y les grité que “de H. J. nadie se burla” (así era como llamaba a Hallazgo Julieta por aquél entonces porque creí que se oía más científico, espero que no te moleste), y también les grité que “van a ver cuando a todos nos cargue la verga. A ver quién se ríe entonces”. Estuve preso un mes porque al parecer una de mis piedras lesionó a alguien muy importante.

En la cárcel tuve que dejar de tomar, aunque se conseguían buenas cosas si uno tenía algo de dinero o algo qué intercambiar. Allí en la prisión me hice de buenos amigos y unos se mostraban muy interesados por HJ y me compartían historias similares, consejos, anécdotas y teorías que al volver a casa pretendía poner en práctica. Al regresar a casa, Hallazgo Julieta ya no se limitaba al closet, sino que ahora cubría toda la estancia y llegaba hasta la cocina. Estaba evolucionando y volviéndose más fuerte a tal punto que ya había carcomido gran parte de la pared del closet. Me encontré con nuevos insectos que ayudaban en la tarea de extender el hoyo negro. Estaba muy impresionado, pero también estaba muy cansado... además, tenía un mes sin dormir en una cama de verdad, así que fui a la recámara, me tomé una pastilla de las de la prisión, y me quedé dormido sin mayor problema.

Al despertar y tratar de levantarme, la mañana siguiente, pisé un vidrio de una botella quebrada que estaba en el piso desde hacía yo no sabía ya cuánto tiempo y vi saltar el dedo chiquito de mi pie derecho hacia un costado y entonces la sangre brotó de manera alarmante. Me amarré una venda en el pie y puse el dedo en un Tupperware con hielo. Estaba por salir de casa hacia el hospital cuando me desmayé.

Al despertar vomité o me desperté vomitando, no recuerdo el orden; lo que sí recuerdo es que mi dedo estaba pálido flotando dentro de un recipiente lleno de agua ya tibia. También me acuerdo que lloré y luego volví a vomitar y para quitarme el sabor y aliviar el dolor me tomé una cerveza, que era lo único que había en el refrigerador. Llamé y pedí una pizza, y en lo que esperaba la media hora de rigor me senté, con el Tupper sobre mis piernas, frente al hoyo negro, porque noté que eran las 6:30 y yo ahora era ya una persona de horarios. A los quince minutos de contemplar aquello llegué a la conclusión de que lo correcto era abrir el Tupper, sacar el dedo flotante y entregarlo a Hallazgo Julieta; de cualquier manera, yo ya estaba entregado a ello, qué más daba hacerlo literal, así que lo hice, sin más, sin preámbulos. La pizza llegó a tiempo, yo pagué comí, bebí y me quedé dormido... o me desmaye de nuevo. La herida cicatrizó, se fueron las vendas y mi dedo también se fue, lo vi ser tragado por el hoyo negro con paciencia de anciano jubilado.

Ahora mi dedo ha desaparecido y mis cervezas ya no llenan el refrigerador en la forma en que antes lo hacían. Me di cuenta de que ya no había nada que investigar porque ahora estaba seguro de todo y me dispuse a escribirte esta carta entre un departamento que ya está devorado casi por completo y que pronto no me dejará puerta alguna por la cual salir a enviarla. Quiero que sepas, Julieta, mi Julieta, que te quiero tanto o más de lo que odio a tu familia y que esa es la verdad principal. Y en cuanto a Hallazgo Julieta, entendí que funciona en una especie de sistema de intercambio en el que uno arroja algo hacia los dominios del hoyo negro y éste tiene que crear un espacio dentro de sí e intercambiar el objeto que se le manda enviándonos gusanos e insectos. Yo creo que las cosas que enviamos existen por toda la eternidad dentro del hoyo negro, y creo que el hoyo negro tiene una dimensión con una eternidad distinta para cada segundo terrestre. Primero pensé en cortarme en pedazos, piernas, manos, dedos, antebrazos; y entregarlos a cuentagotas con el fin de poder existir en dimensiones diferentes durante eternidades distintas, pero hubiera llegado un punto en que no pudiera seguir mutilándome y arrojándome a mí mismo y había pensado en pedirte que me ayudaras, pero yo sé que tú no tienes estómago para eso. Así que, después de mucho considerar mis opciones, me sentí pleno con mi decisión final, la cual es acostarme en el piso en medio del hoyo negro y esperar entre cervezas y trozos de pizza hasta que éste me devore.

Al tiempo que salgo a enviar esta carta, sé que sólo me quedarán los minutos suficientes para regresar al departamento antes de que Hallazgo Julieta clausure esa puerta para siempre. Te pido que no trates de venir por mí, sería algo inútil. Es cosa de tiempo antes de que HJ se apodere del pueblo, de la ciudad y del mundo entero. Te mando lo que me queda de dinero para que huyas lo antes posible, sé que no es mucho, pero espero te sirva.


Te quiere:
Genaro


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Por: Forastero Hdz

Comentarios

Selene ha dicho que…
Qué loco D:
Selene ha dicho que…
Qué loco D:
FORASTERO HDZ. ha dicho que…
Sí, de hecho era por algo muy simple, era por las pequeñas porciones de uno que se pierden con las personas de las que nos vamos desprendiendo, pero como me parecía muy ñoño preferí torcerlo demasiado para que me pudiera gustar
Fernanda Sty ha dicho que…
simplemente me encanto :)
FORASTERO HDZ. ha dicho que…
Gracias, Pherii :)
Edna Rodríguez ha dicho que…
Iba a comentar algo, pero después de leer el comentario de Forastero Hdz, aprendí un poco más. Aprendí a sorprenderme con un cuento así. Convertir algo "ñoño" en algo "torcido", de la manera como está "torcido", me sorprende gratamente.
Unknown ha dicho que…
Sólo puedo decir que está con mucha madre :P Felicidades, como siempre un buen cuento :3
Evelyn ha dicho que…
Wow! Qué genial! Es crudo, pero me encantó, en especial la narrativa del autor que se me hizo algo cómica en un principio y maneja un lenguaje popular, sencillo.👌

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